Dos cuadernos del científico naturalista inglés Charles Darwin (1809-1882) fueron devueltos de manera misteriosa a la biblioteca de la Universidad de Cambridge, veinte años después de su desaparición. La bolsa de papel, de color rosa brillante, fue hallada en el suelo de una sala abierta al público, y llevaba una tarjeta con la siguiente leyenda: “Bibliotecaria, Felices Pascuas, X”.

Habían sido vistos por última vez en noviembre del año 2000: una “solicitud interna” para fotografiarlos junto con otros objetos de valor los sacó de su sitio original. Dos meses después, a comienzos de 2001, el personal de la biblioteca advirtió, tras una inspección rutinaria, que la pequeña caja que los contenía no estaba por ninguna parte. Durante mucho tiempo se la creyó extraviada en algún rincón de la casi inabarcable biblioteca, que cuenta con más de 10 millones de manuscritos, libros, mapas y otros objetos.

Hace poco más de un año, Jessica Gardner, bibliotecaria de la Universidad, había encabezado (en colaboración con la agencia Interpol y la policía de Cambridgeshire, y después de años de búsqueda infructuosa) un llamamiento internacional para obtener información sobre el paradero del material, presuntamente sustraído de la institución.

Los manuscritos, que incluyen un bosquejo del Árbol de la vida –símbolo de la teoría de la evolución, luego cristalizada en su trabajo Sobre el origen de las especies-, datan de fines de la década de 1830, y se encuentran en buen estado.

Desde el 9 de julio, formarán parte de la exposición Darwin in Conversation, a cargo de la biblioteca de la Universidad de Cambridge.