UN VIAJE AL PASADO

Volver a los ’80, el superpoder de coleccionistas de juguetes que añoran la década

Quienes se dedican a esta actividad lo definien como la «adrenalina de la búsqueda» y también como «volver a abrir la cajita de la infancia». Grandes coleccionistas contaron cómo es tener un stock de más de 10 mil figuras y cuál es su vínculo con las redes sociales para poder interactuar.

Fuente: Télam
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Coleccionistas de juguetes de los ’80 aseguran que es una actividad «para todos» en constante movimiento que, lejos de desaparecer, atrae a personas que lo viven como un «volver a abrir la cajita de la infancia» y una vez al mes se reúnen para buscar sus piezas más preciadas.

Emiliano Filgueira (42) vive la localidad bonaerense de San Martín, es coleccionista y conduce el canal de YouTube «Volver al Juguete» junto a su hija Kiara (14).

En su canal, con más de 27 mil suscriptores y más de 2 millones de vistas, muestran distintos lugares de la Argentina donde conseguir juguetes, visitan eventos de coleccionismo, abordan la historia de la producción de muñecos y dan consejos sobre cómo preservar y exhibir las figuras retro o vintage.

«El amor por el juguete arrancó desde chiquito», contó Filgueira a Télam, «jugaba un montón con figuras de acción, pero las cuidaba y exhibía».

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Motivado por su hija que quería ser YouTuber en la adultez, Emiliano se reencontró con su pasión, y sus principales colecciones hoy están compuestas por figuras de He-Man, Master of the Universe, autitos Hotwheels y juguetes de Volver al futuro, que exhibe en su casa en estanterías y vitrinas.

«La figura en la estantería es como un ídolo, tiene que ver con el amor al personaje, es como la estatuilla de un santo, el muñeco tiene valores», explicó.

En ese punto, recordó como ejemplo a He-Man, cuando en cada capítulo los personajes te daban un consejo como «no robes, no consumas drogas».

«Coleccionar es volver a abrir la cajita de la infancia -definió-, esa nostalgia en la que recordás tus personajes favoritos y también seres queridos. El muñeco se vuelve una excusa para rememorar».

A su vez, dijo que el coleccionismo es un hobby, una «actividad sana» que se puede compartir en familia y en la que se pueden hacer muchos amigos porque «si tenes un muñeco querés comprar otro y te entretiene». Aunque, reconoció, si no se la controla «tiene su parte viciosa».

Tal es su pasión por el coleccionismo que este año logró vivir de lo que más le gusta, y después de mucho tiempo de dedicarse a otros rubros, abrió «Fuera de Tiempo», una regalería vinculada a los juguetes retro, superhéroes, dibujos animados y series, ubicada en Villa Ballester.

Para Emiliano, «cada vez más se trae lo retro a la actualidad» porque «la gente está extrañando algo de los 80 y los 90» y «quiere conectar con esos años en los que todo era mas lento».

Y agregó: «recuerdan cuando iban al cine y disfrutaban de la película» en contraposición con la actualidad que «están todos haciendo historias para Instagram, conectados con el celular y con poco diálogo».

Pero el coleccionismo también está muy presente en redes sociales.

«Tenemos nuestro modo de jugar, obviamente no nos ponemos a mover y hablar a los juguetes como cuando éramos chicos, pero sí tomamos fotos y videos que subimos a las redes, hacemos stop motion, hablamos de las figuras, algunos hacen memes y hasta se generan rivalidades entre distintos coleccionistas, pero es para disfrutar, es una actividad para todos».

Mara Gutiérrez (38), la organizadora del TPC, uno de los eventos de coleccionismo más importantes del país que se realiza una vez al mes para todo público y al que asisten cientos de personas para encontrar sus juguetes más preciados, señaló a Télam que existen coleccionistas que juegan con sus juguetes pero ella prefiere mantener las figuras en blister «por la estética, me gusta que esté con su caja, prolijo».

«Hay juguetes que nunca fueron jugados porque quedaron en su blister sin abrir por su dueño original, y a nosotros ese juguete nos produce entusiasmo, porque está impecable, tiene más valor y es más interesante, aunque también los ‘juguetes jugados’ son lindos porque te preguntás ¿por donde habrá pasado?», explicó Emiliano al respecto.

Mara vive en Lanús y tiene una colección de 3500 figuras de Mi pequeño Pony de los ’80, fabricadas en distintos países que exhibe en vitrinas en su casa. También coincide con Emiliano en que «coleccionar es congelar un recuerdo en el tiempo» y recordar a sus afectos.

Cuando comenzó a coleccionar hace 10 años, Mara pensaba que sus juguetes preferidos «ya estaban en el quinto cordón del Conurbano en el Ceamse», pero no, todavía existían.

«Ese pedazo de plástico que para otra persona es basura para mi tiene una carga emocional enorme, todo lo que me recuerde a los ’80 o ’90 lo colecciono», entre ellos Sylvanian, robots de chapa litografiada japoneses, muñecas Blythe y Mazinger, enumeró.

Para Mara hay «una línea muy fina» que determina quién es coleccionista y quien tiene Síndrome de Diógenes, que es la acumulación extrema.

En ese punto definió que el coleccionismo «no funciona por el completismo», sino que es motivado por la «adrenalina» de la búsqueda.

«Sos un adicto a buscar y encontrar», resumió, y concluyó que «cada niñez tiene su juguete asociado y cada generación tiene su propia memorabilia».

La TPC, la muestra de coleccionables más importante del país
El pasado 10 de julio se realizó el TPC del mes en el Colegio San José, ubicado en el barrio porteño de Balvanera. En Facebook, el evento cuenta con más de 14 mil miembros de la Argentina y otros países, y con cerca de 200 expositores.

Entre los expositores estuvo Caly Navarro (40), el coleccionista de juguetes de San Justo, que participó con el stand «más grande de Sudamérica».

Su stock está compuesto por más de 10 mil figuras, de las que solo revende algunas, para «mantener el vicio» y pagar publicidad con la que consigue más «lotes de la infancia».

En su colección permanente tiene 3.000 figuras y aseguró a Télam que es la única persona que consiguió mas de 60 Kobra Khan Camuflado, una figura exclusiva de la Argentina que fue producto de las crisis en la industria de los ’90 y hoy es buscada en todo el mundo.

También recordó emocionado que encontró «el Mer-Man Reedición de Top Toys cerrado en blister, que es el único que apareció en el mundo cerrado» y, con la venta de ese muñeco, por su alto valor, terminó de pagar su casa.

«Un muñeco puede triplicar el valor cerrado en blister», añadió.

Los lotes que localiza Caly surgen de personas que todavía tienen los juguetes de cuando eran chicos en sus casas y llegan a Caly a través de publicidad en redes con un algoritmo creado por su amigo Gabriel Caccia que segmenta por «hijos únicos».

«En general los hijos únicos de mayor poder adquisitivo eran los más mimados, tenían muchos juguetes y, al no tener hermanos o primos, podían cuidar mucho más las figuras porque no los prestaban», consideró Caly.

«Hay gente interesada en estos juguetes porque hay muchos que no pudieron tenerlos de chicos, todo los remite la infancia», concluyó el coleccionista.

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