60 AÑOS SIN UN ÍCONO SEXUAL DEL SIGLO XX

Marilyn Monroe: diez películas en la vida de una diva que tuvo una vida de película

Norma Jeane Mortenson -Marilyn- murió trágicamente la noche del sábado 4 de agosto de 1962, con apenas 36 años. Una rubia debilidad que emanaba sensualidad por sus poros, no sólo fue un ícono de la cultura pop. También dejó una treintena de largometrajes -entre comedias y dramas-, el último, inconcluso.

Fuente: Télam
marilyn monroe

Marilyn Monroe murió hace 60 años -la noche del sábado 4 de agosto de 1962, a los 36- ya convertida en una pin up de la posguerra mundial, también en curso la de Corea y en coincdencia con aquel momento en que la «fría» se estaba poniendo «caliente», prologando al Vietnam que ya estaba tildado en la agenda bélica estadounidense como campo de batalla.

Fue para el innovador Andy Warhol un símbolo tan importante como la lata de sopa Campbell; o para Salvador Dali un rostro recuperado en el diseño de una habitación; y para el cine un icono del sex appeal, con una voz que podía sonar tonta pero que provenía de una mujere 90-60-90. Con cintura parecida a la de una pequeña botella de Coca-Cola, helada en la mitad del desierto.

Fue también una estrella de la que sacaron provecho las revistas del corazón y que a lo largo de su trayectoria -con unas 30 películas de las cuales pueden rescatarse un puñado- también vivió impactantes sucesos en su vida personal: casamientos fracasados con un intelectual y un beisbolista, incluso uno del que se sigue hablando -y sospechando- vinculado a la más alta política estadounidense.

Así fue Marilyn, cuya imagen emblemática de «La comezón del séptimo año» caminando sobre la ventilación del metro neoyorquino le permitió mostrar sus piernas y hasta un poco de su ropa íntima en una escena que hizo historia. Emblema del cine, protagonizó títulos que se reponían periodicamente en programas dobles, y finalmente en la pantalla hogareña.

Durante muchísimo tiempo sus películas se vieron libremente en los ciclos televisivos blanco y negro. Sin embargo en los últimos tiempos las copias remasterizadas de aquellos clásicos casi desaparecieron; aún así pueden encontrarse en algunas plataformas y de cierto modo revivir momentos claves del cine hollywoodense de la década del 50 y principios de los 60.

1
«Los caballeros las prefieren rubias» («Gentlemen prefer blondes»-1953)

Basada en la novela de Anita Loos, cuenta la historia de Lorelei y Dorothy, dos bellas bailarinas de cabaret: la primera utiliza su belleza para conquistar a Gus Esmond, un millonario que le cumple todos sus caprichos; la segunda desea encontrar un partido interesante y apuesto.

Ambas son invitadas a un crucero por París, momento que aprovecharán para seducir al hombre perfecto. No obstante, desconocen que el padre de Gus ha contratado a un detective para demostrarle a su hijo que Lorelei está con él únicamente por interés. Mientras el detective cumple su trabajo, surge el amor entre Dorothy y él, quien se verá afectado cuando todos sean culpados por el robo de una corona de diamantes.

Ellas son Marilyn Monroe y Jane Russell mientras que los hombres son Charles Coburn, Tommy Noonan, Elliott Reid y George Winslow, todos a las órdenes de Howard Hawks. Este director acreditaba un largo recorrido por el cine estadounidense desde tiempos del mudo y cuyo ojo era muy selecto a la hora de armar elencos; en este caso Monroe, que ya lucía en su filmografía iniciada al promediar la década anterior, breves apariciones en títulos como «La malvada» y «La jungla del asfalto».

2
«Como pescar un millonario» («How to Marry a Millionaire»-1953)

Cumple con todos los requisitos del cine hollywoodense que comenzaba a competir con el lento pero sin pausa crecimiento de la televisión. En esta historia, escrita por Nunnally Johnson -recordado por la adaptación de «Viñas de ira», de John Steinbeck para John Ford- el eje está puesto en tres mujeres.

En la trama del filme de Jean Negulesco, con Marilyn Monroe, Laureen Bacall y Betty Grable en los papeles centrales de Pola Deveboise, Schatze Paige y Loco Dempsey, son tres amigas que buscan un marido rico e intentan encontrarlo entre los solteros más adinerados de la ciudad, pero poco a poco se dan cuenta de que el amor es más importante que el dinero, un elenco que completan William Powell, David Wayne, Rory Calhoun y Cameron Mitchell

3
«Almas perdidas» («River of no return»-1954)

El filme de Otto Preminger que anunciaba como gran atracción el nuevo formato de pantalla conocido como CinemaScope y el sonido estereofónico, se estrenó en Argentina en medio de la tregua que el peronismo le propueso a Hollywood tras un fuerte boicot de las oficinas locales de las distribuidoras estadounidenses por las cuotas de pantalla para el cine local. Fue en septiembre de aquel año ya complejo y pocos meses después del primer Festival de Cine de Mar del Plata que cerró ese paréntesis.

Matt Calder, encarnado por Robert Mitchum, llega a un campamento minero para hacerse cargo de su hijo de nueve años, Mark, y agradecer a Kay -la rubia Monroe-, la cantante del «saloon», que lo haya cuidado. Padre e hijo se dirigen a la granja que compraron junto a un caudaloso río pero su tranquilidad es interrumpida por la llegada de Kay, acompañada de Weston, un jugador profesional que huye con sus caballos dejándoles indefensos ante el ataque de los indios. Su única salida es huir en la balsa que, a duras penas, resiste los sacudones de las aguas descontroladas.

Mitchum estaba, según los críticos de entonces, en el momento más importante de su carrera. Marilyn tuvo la primera gran oportunidad de lucirse con todo su potencial, ése que iba mucho más allá de su belleza natural y esa singular manera de asumir los papeles que le tocaron, ya sea en comedias -la mayoria de las veces-, o en dramas, de los que siempre supo salir bien parada.

4
«Luces de candilejas» («There’s No Business Like Show Business»-1954)

Nuevamente con el CinemaScope como atractivo visual y la música de Irving Berlin como fondo de lo argumental, el filme dirigido por Walter Lang cuenta la historia de Los Donahue, una familia de actores que vive dedicada noche y día al mundo del espectáculo. Va de escenario en escenario, haciendo las delicias del público y por allí. En medio de esa multitud de estrellas aparece una joven Marilyn Monroe de 28 años como Vicky Parker, dispuesta a ser aplaudida tanto en la ficción como en la realidad de las salas..

5
«La comezón del séptimo año» («The Seven Year Itch»-1955)

Es agosto y el calor llega a la gran urbe cuando Richard Sherman, interpretado por Tom Ewell, un típico neoyorquino acaba de ser despedido de su trabajo. Regresa a su casa mientras su mujer e hijos disfrutan de unas vacaciones en la playa. La tentación aparece cuando conoce a una despampanante vecina que alquila un departamento en el piso superior, que de alguna forma se comunica con el suyo. Ella tan sexy como ingenua; é,l tan tímido e incapaz -o no- de engañar a la ausente, no obstante le sale humo por los oidos.

El talento de Billy Wilder (el mismo de «Pacto de sangre» y «El ocaso de una vida») se unió al guión escrito por él mismo con George Axelrod para logra una de las mejores comedias de aquella década. Wilder juega con el ardid de hacer cómplice al espectador poniendo en off la voz del protagonista. Cuenta con algunas secuencias que son parte de la iconografía hollywoodense, como esa en la que la chica se detiene para refrescarse con la salida de aire del metro, que le hace flamear la falda de su vestido blanco para mostrar sus inigualables piernas.

6
«Nunca fui santa» («Bus Stop»-1956)

Basada en la pieza teatral homónima de William Inge, el filme de Joshua Logan narra la historia de un joven vaquero de rodeos encarnado por Don Murray que se enamora de una cantante que solo busca triunfar en Hollywood; mientras él quiere retirarse, casarse y criar ganado junto a su familia.

El relato sobresale por la descripción del mundo rural hacia la mitad de la década del 50, sus paisajes, el look habitual de sus personajes, el rodeo, los bares y esta chica que, desde que aparece en pantalla, destina su audacia en incentivar el despertar sexual de un joven que rápidamente queda embelesado con la forastera.

7
«El príncipe y la corista» («The Prince and the Showgirl»-1957)

Durante la coronación en Londres del rey Jorge V en 1911 surge una historia de amor entre el arrogante principe regente del pais balcánico Carpathia y una bella corista norteamericana. Una historia que mezcla romance y suspenso muy al estilo actoral de Laurence Olivier, con el resplandor de Marilyn Monroe y el talento del ingenioso guion de Terence Rattigan (la adaptación de su obra «The Sleeping Prince»). Aunque no tuvo buena respuesta en la crítica, sí contó con el aval del público.

8
«Una Eva y dos Adanes» («Some Like It Hot»-1959)

Tiempos de la Ley Seca (1920-1933). Joe y Jerry, interpretados por Jack Lemmon y Tony Curtis, son dos músicos del montón que se ven obligados a huir después de ser testigos de un ajuste de cuentas entre mafiosos. Como no encuentran trabajo y el hampa los persigue, deciden travestirse y tocar en una orquesta femenina. Para conquistar a Sugar Kane (Monroe), la cantante del grupo, Joe finge ser un magnate impotente; mientras que Jerry es cortejado por un millonario que quiere casarse con él.

En blanco y negro, con la mano maestra de Billy Wilder, el cineasta consigue que sus dos protagonistas hombres actúen durante la mayor parte de la trama como si fuesen mujeres, en un «tour de force» inolvidable, con una sucesión de sketches desopilantes. Los mejores son ambientados en un vagón ferroviario con camastros y en el bar en donde forman parte de la orquesta.

9
«La adorable pecadora» («Lets Make Love»-1960)

Un conocido multimillonario, el francés Yves Montand, se enamora de una talentosa estrella del musical de Broadway (Monroe), que precisamente está representando un espectáculo que, en forma de farsa, ridiculiza la figura del millonario. Puesto que no la conoce, y no se le ocurre ninguna forma de acercarse a ella, convence a Milton Berle, Bing Crosby y Gene Kelly para que le enseñen interpretación y le inicien en las artes de la comedia, la canción y el baile. Su objetivo es incorporarse a la compañía teatral, y una vez que se pone en marcha, la actriz se siente atraída por él y, poco a poco, también se enamora. Sin embargo, el millonario teme que si le dice la verdad sobre su identidad, todo se vaya al diablo.

En este caso la mano maestra es la de George Cukor, que aprovecha a su Marilyn ya consagrada y al actor francés en ascenso, unidos por una comedia romántica -si bien convencional- con los toques que pueden darle figuras ya por entonces de primerísimo nivel, acompañadas por Tony Randall, David Burns y Frankie Vaughan.

10
«Los inadaptados» («The Misfits»-1961)

Al comenzar la nueva década Marilyn estaba destinada a convertirse en una gran figura del cine hollywoodense, más allá de los asuntos ligados a su vida privada -léase amoríos, desencuentros, matrimonios y desaveniencias, sin soslayar el famoso cumpleaños de John Fitzgerald Kennedy, en el que le cantó un sensual «Happy Birthday. Mr. President» – que terminaban frustrando toda posibilidad de estabilidad emocional. Entonces apareció John Huston.
Roslyn Tabor (Marilyn) es una joven que llega a Reno, en Nevada, para divorciarse. Su casera le presenta dos hombres, un viejo vaquero (Clark Gable) y un amigo (Eli Wallach) y ella decide quedarse unos días en la cabaña del segundo. Los dos se enamoran de ella, obviamente. Poco después, el veterano encuentra en las montañas una manada de caballos mustang salvajes y decide capturarlos para vender la carne, contando con la ayuda de un joven vaquero de rodeos (Montgomery Clift), a quien Roslyn le presta particular atención. Las cartas están echadas.

Pocos días después del rodaje, Clark Gable sufrió un ataque cardíaco y antes de terminar el año, tras una hemorragia, fallece a los 59 años. Marilyn moriría en una aparente ingesta de barbitúricos, no obstante surgieron muchas dudas, incluso se habló de un asesinato. Seis años más tarde, Clift que ya era conocido por sus angustias existenciales y sus adicciones al alcohol y las drogas, falleció en forma súbita a los 46 años. Tres muertes que marcaron a fuego el recuerdo de aquella película.

Bonus track
«Something’s got to give»-1962

El filme de George Cukor tuvo un rodaje muy interrumpido por los sucesivos problemas de salud de Marilyn, una producción que era la última oportunidad de la 20th. Century Fox de resucitar tras el crack comercial de su anterior «Cleopatra», y también el sueño de Monroe de poder sacar definitivamente de las primeras planas a Elizabeth Taylor.

En su trama encarna a una mujer que tras seis años de desaparecida es rescatada por la marina norteamericana. No obstante los problemas surgen al volver a casa, pues su marido se ha vuelto a casar.

Marilyn prueba suerte con un desnudo «muy moral», en una escena en la que se la ve en una pileta. Con lo que se llegó a rodar antes de la muerte de la diva se logró editar una versión abreviada de poco más de media hora.

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