EN EL TEATRO COLISEO

Llega «Network», una superproducción sobre el poder y los medios

La pieza, en versión de Juan José Campanella, que aborda la historia de un conductor de noticiero que tras ser despedido anuncia que en su próxima aparición se suicidará en vivo tiene como figuras centrales a Florencia Peña, Coco Sily, Eduardo Blanco, Cesar Bordón y Pablo Rago.

Fuente: Télam
network

«Network», la superproducción teatral encabezada por Florencia Peña, Coco Sily, Eduardo Blanco, Cesar Bordón y Pablo Rago que aborda la historia de un conductor de noticiero que tras ser despedido anuncia que en su próxima aparición se suicidará en vivo, se estrenará el próximo jueves 14 en el porteño Teatro Coliseo.

«Es una obra muy potente donde el poder y los medios de comunicación son los dos grandes hilos conductores», adelantó a Télam Eduardo Blanco sobre la obra basada en la película homónima escrita por Paddy Chayefsky que obtuvo varios premios Oscar en 1977.

En el filme se ve cómo la decisión de Howard Beale, el presentador cuya amenaza de un suicidio en vivo sube la audiencia del canal a un nivel nunca antes visto y hace que los ejecutivos le den otra oportunidad con un nuevo programa. Sin embargo, Beale aprovecha este espacio para criticar, entre otras cosas, a su propio empleador.

Cuatro décadas después, la película que ofrecía una sátira mordaz sobre el cinismo de los medios fue adaptada para teatro y llegó a Londres en 2017, después a Broadway, luego a México y finalmente desembarcará en Argentina con dirección de Corina Fiorillo en versión de Juan José Campanella.

«Es perturbadora la actualidad que tiene -adelantó César Bordón a Télam- porque los medios han perdido hace tiempo el norte y por encima de la información está el negocio».

«Los norteamericanos nos han vendido todo con sus películas, sus series. Y si vamos a la actualidad podemos pensar en las redes sociales, pero en los 70 los medios eran lo suficientemente potentes para poder lograr un montón de cosas.»
Eduardo Blanco

Pero «Network», además de una obra de teatro será una superproducción con un despliegue técnico y tecnológico que Blanco y Bordón adelantaron que «no tiene precedente» en la cartelera local.

Télam: ¿Cómo definirían esta propuesta?

Eduardo Blanco: El disparador es este conductor, que interpreta Coco, y que amenaza con suicidarse en vivo porque le dicen que ya no lo necesitan más. Para mí es un texto muy potente a nivel dramático convertido en una experiencia que fusiona el lenguaje teatral con el audiovisual, porque la puesta tiene una inversión tremenda: el decorado es el set de televisión de un noticiero de los años 70 en Nueva York y hay camarógrafos filmando en vivo.

César Bordón: Pero es mucho más que una obra filmada: tenemos la posibilidad de transmitir un programa en vivo y, a la vez, verlo teatralmente, tener cámaras cómplices que están tomando cosas que no se ven desde la platea. Tiene un texto muy renovador que es una parodia sobre los medios y las cosas que se transmiten hoy en día, de cómo funciona el mundo y que tiene muchas frases célebres como «sinceramente yo trabajo en la televisión, las ideas me importan un carajo».

T: La obra tiene más de 50 años pero la trama y la espectacularización de la noticia continúan vigentes…

EB: Tiene una actualidad espeluznante porque aborda todos los temas de las pasiones humanas: el poder, el amor, la codicia y, en el medio, los medios, que además de negocios, siguen siendo instrumentos para manejar el poder, para imponer cultura y vender cualquier cosa. No solamente a través de un noticiero como en el caso de esta ficción: los norteamericanos nos han vendido todo con sus películas, sus series. Y si vamos a la actualidad podemos pensar en las redes sociales, pero en los 70 los medios eran lo suficientemente potentes para poder lograr un montón de cosas.

CB: Me parece que la temática no difiere mucho en estos 50 años un poco porque los medios han perdido hace tiempo el norte y el negocio o el rating son la base de todo, y por otra parte porque la humanidad ha avanzado poco. En este caso, vamos a mostrar a un tipo que dio las noticias durante 25 años y cuando lo están por despedir, de pronto, se vuelve una persona interesante porque se decide a decir cosas que nadie diría públicamente.

T: ¿Qué pueden adelantar de sus personajes?

EB: Mi personaje es un presentador de noticias del canal que tiene 60 años, que es la edad que la sociedad está acostumbrada a dejarlos afuera de casi todo, sobre todo en la década del `70 cuando se estrenó esta película y atraviesa una crisis existencial, con la mujer, a nivel laboral.

CB: En mi caso, Francisco es un empresario voraz y CEO de un multimedio que acaba de comprar un canal y empieza a operar con la necesidad de sacarle beneficio con cualquier cosa que suceda en el mundo por fuera de cualquier noción políticamente correcta. Para él, el negocio está por encima de todo y viene a imponer esas ideas a un canal en quiebra que necesita una nueva cara para poder seguir en el aire. Tiene poca ética, es un tipo que vive con el éxito y se deprime con el fracaso y cuyo norte es el dólar.

T: Si bien aborda una temática universal, ¿de qué manera creen que va a resonar en el público argentino?

CB: El público argentino está a punto caramelo para ver este espectáculo. Hay algo que es muy real en la obra cuando decimos cosas reveladoras que son sorprendentes: «¿Vos querés criar a tus hijos como los cría la gente de la televisión? ¿y si nosotros les decimos mentiras? vos no te das cuenta que estamos vendiendo un producto y te decimos lo que tenés que usar, hacer, donde tenés que veranear, a quién votar y podemos bajar un Papa si se nos ocurre», dice un personaje y tiene mucho que ver con la realidad. A la vez, también es una obra divertida con mucho humor sarcástico para que la gente se vea reflejada porque uno cree en muchas cosas que te dicen en televisión que después resultaron un disparate. A los argentinos nos han dicho alguna vez «el que apuesta al dólar pierde».

¿Qué imaginan que le va a pasar al público?

EB: Es un espectáculo hermoso para ver desde la platea por la cantidad de estímulos que tiene, pero más allá de eso, me da la sensación de que no es una obra que la gente vaya a salir indiferente. Cada persona tendrá una lectura diferente de lo que acaba de ver y abrirá un debate para compartir ideas sobre la actualidad y el mundo

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