DESPEDIDAS

Las despedidas de Riquelme y Maxi Rodríguez: los parecidos y las diferencias

Un hecho curioso para el fútbol argentino se dio este fin de semana: el sábado Maxi Rodríguez y el domingo Juan Román Riquelme organizaron sus partidos homenaje para despedirse del fútbol. Con algunas figuritas repetidas y otras más identificadas con la historia y con los clubes de cada uno, ambos festejos hablan bastante de las particularidades de ambos personajes.

Fuente: Noticias Argentinas
rodriguez riquelme

Los invitados a divertirse un rato con Maxi Rodríguez en Rosario fueron Villar, Vella, Sensini, Heinze, el brasileño Fábio Aurélio, Mateo, Pablo Pérez, Marino, Ortega, Trezeguet, Batistuta, los humoristas Pablo Granados y Pachu Peña, Gentiletti, María Victoria Vives, Ponzio, Denis Rodríguez, Lucha Aymar, Alexis Rodríguez, Rosales, Quintana, Bernardi, Giusti, Formica, Belluschi, Scocco, Andújar; Scaloni, Samuel, Milito, Sorín, Gago, Cambiasso, D’Alessandro, Saviola, Di María, Lux, Jero Freixas, Coloccini, Burdisso, la Sole Pastorutti, Sebastián Domínguez, Paredes, Larroquette, Tapia, Demichelis, Marcelo Tinelli, Banega, Lavezzi y Posse. Y, por supuesto, Messi. Fuera de la cancha estuvieron Gerardo Martino, Pekerman y Tocalli.

Si uno repasa los nombres verá que la fiesta de Maxi tuvo las particularidades de una celebración que involucraba al jugador homenajeado pero también al fútbol argentino, ya que muchos de los futbolistas que estuvieron presentes fueron parte de la historia de Newell’s y, por las particularidades del fútbol doméstico, varios completaron sus carreras con un amplio recorrido fuera del club. Por lo tanto, las presencias abarcaban a Newell’s por supuesto, pero también a otros clubes, por lo que fue más inclusiva que la de Riquelme.

Ni que hablar cuando apareció en escena el nieto de Diego Maradona e hijo del Kun Agüero, Benjamín, quien le entregó a Maxi una camiseta de Newell’s, usada por Diego, con el 10, mientras la ex mujer de Maradona y abuela de Benjamín, Claudia Villafañe, aplaudía desde la platea.

Otro gesto que pasó inadvertido o, al menos, según mi juicio, no fue destacado como corresponde, fue la ovación que recibió Ángel Di María desde los cuatro costado del Coloso a pesar de ser de Rosario Central. Parece una estupidez destacar este asunto, pero en tiempos de mucha imbecilidad fruto de la mal entendida pasión que despierta el fútbol, ese gesto no es menor. Y más aún en una ciudad tan golpeada y desprestigiada por culpa del flagelo del narcotráfico.

El mismo Maxi lo destacó ya que son tiempos de celebrar cuando aparece algo de cordura en una sociedad alienada y desquiciada: “Es el día soñado, como una película. Me llevo este recuerdo. Todos los que hicieron un esfuerzo para estar presentes y jugar un rato. Súper agradecido. Quiero remarcar que hoy se hizo un cambio importante, hubo mucho respeto para con el Pocho (Lavezzi) y el Fideo (Di María). Gracias, son dos animales. Gracias a todos por hacerme pasar una noche inolvidable. No alcanzan las palabras para decir lo feliz que estoy. Se me hace muy difícil hablar. Quiero remarcar el cariño que me dan. No sé si me merezco tanto”.

La fiesta de Román, decíamos, fue menos inclusiva. Más celebratoria de la figura de Riquelme y con todos los condimentos del folclore bostero o xeneize, como más les guste. Allí sí se silbó e insultó a Lucho González, Aimar y Saviola, sin entender que estos tres pibes eran invitados de Riquelme.
Si bien también hubo invitados extrapartidarios, las mayores ovaciones fueron para los íconos de Boca, lo que no está mal pero marca una diferencia con la celebración del día anterior.

Los invitados fueron, además de Leo Messi, Carlos Bianchi, Coco Basile, José Pekerman, Scaloni, Samuel, Pablo Aimar, Di María, Lavezzi, Lucho González, Sorín, Saviola, Milito y Gago (que extrañamente no jugó para Boca).

Los ex compañeros de Roman que jugaron para Boca fueron: Gustavo Barros Schelotto, Ibarra, Battaglia, «Manteca» Martínez, Giunta, Delgado, Cascini, Serna, Bermúdez, Paredes, Banega, Clemente Rodríguez, Morel Rodríguez, Barijho, Óscar Córdoba, «Cata» Díaz, Pablo Ledesma y Rodrigo Palacio. De los nombres mencionados se explica por qué esta reunión fue más endogámica que la de Newell´s.

El discurso de Román también fue más focalizado en su figura y en Boca: “Estoy demasiado feliz. Quiero agradecerles a todos los entrenadores, mis compañeros, el hecho de que yo les caiga bien a todos ustedes. Entré en el 96, en una película. La película más linda que le puede pasar a una persona. Yo soñaba de chiquito ser futbolista, cuando corría en Don Torcuato soñaba con ser el Beto Márcico, Maradona, el Manteca Martínez… y tuve la suerte de ser compañero. Hoy vinieron los jugadores de la Selección, que les quería decir muchas gracias. Se pasaron, dejaron de jugar hace muy poquito y han hecho un viaje muy pero muy largo. El primer día que dije que iba a hacer la fiesta me dijeron que sí. El cuerpo técnico también. José (Pekerman), usted de chiquito fue mi entrenador, me ha ayudado mucho, espero que sea muy feliz usted y toda la familia. Coco con esa barba, gorra, me ha enseñado como deportista, pero más cómo es la vida. Lo quiero mucho a Coco, me costó mucho encontrarlo», dijo.

Y añadió: «Y después, acá el señor (Bianchi), quien llegó en el 98. Usted es el culpable de que todos los bosteros pensemos que ganar la Libertadores es fácil. La culpa es toda suya. Que la gente nos tenga cariño a nosotros es porque nos enseñó a competir, a intentar ser los mejores. Solamente le tengo que decir gracias, lo quiero mucho, me siento parte de su familia. Sé que usted me quiere mucho, le mando un beso grande a Margarita. He sido afortunado. Me tocó jugar con el más grande que vi de chiquito, que fue Maradona. Hoy es un día maravilloso para todos los bosteros, porque podemos disfrutar. Después pasó el tiempo, me puse más viejo, pero tuve la suerte de jugar con alguien increíblemente grande, que no sé si es más que Maradona, no sé si es menos, pero tuve la suerte de jugar con los dos. Sé Enano (por Messi) que tenías que irte de vacaciones. Le pido disculpas a tu familia que se tuvo que quedar un par de días más… Para todos los bosteros tenerte acá es inolvidable. Espero que la hayan pasado muy bien. Los quiero mucho.
Vuelvo a repetirles que el 10 de noviembre entré en una película, yo soñaba con ser futbolista nada más y la vida me dio demasiado. El fútbol me dio demasiado, mi papá me hizo bostero como todos ustedes, sé que me voy a morir bostero. Solamente quiero decirles gracias, cada día que me levanto o me voy a dormir, me miro al espejo y le pido a Dios que esta relación siga. Yo sin ustedes no puedo vivir. Muchísimas gracias”. A Riquelme se lo vio emocionado. Como casi nunca. No era para menos. La fiesta era una celebración de su trayectoria.

Una reflexión final que no puedo dejar de hacer, por más que suene fuera de lugar. Estos partidos homenajes siempre me parecieron raros. Una persona decide hacer una fiesta para auto celebrarse y la gente, para poder estar en persona, es decir, para completar la fiesta que no sería posible sin la participación popular, debe pagar un montón de plata. Que se yo… No me acostumbro a las reglas del capitalismo. Para cualquier persona tal vez es razonable pagar para estar en una fiesta. No es mi caso.

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