MUNDO DEL TRABAJO SIGLO 21

La flexibilidad bajo la lupa: el aporte y los desafíos de un modelo en continua expansión

La compañía líder a nivel mundial en espacios flexibles de trabajo, analiza las creencias erróneas más frecuentes sobre el trabajo híbrido o remoto y brinda recomendaciones para la articulación efectiva de este modelo puertas adentro de las organizaciones.

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La transformación sin precedentes del panorama laboral argentino que ha tenido lugar en los últimos años trajo consigo nuevas formas de trabajar, siendo el modelo de trabajo flexible su máximo exponente. Esta modalidad, que le brinda a los colaboradores la posibilidad de articular fácilmente sus horarios y la ubicación desde la cual desempeñarán su labor, se consolidó como una opción ampliamente valorada por trabajadores y empresas por igual. Sin embargo, a pesar del impacto de este modelo, muchas organizaciones todavía enfrentan obstáculos a la hora de implementarlo de forma efectiva. ¿El motivo? La persistencia de ciertas creencias que generan desconfianza y afectan la forma en que se desarrolla la actividad de la compañía.

Con esto en mente, WeWork – la compañía líder a nivel mundial en espacios flexibles de trabajo – identifica y analiza una serie de mitos más frecuentes sobre el trabajo híbrido o remoto y brinda recomendaciones para la articulación efectiva de este modelo puertas adentro de las organizaciones.

1. El trabajo flexible reduce la productividad

Existe la creencia de que el modelo híbrido o remoto reduce la productividad de los empleados, ya que se asume que, al no estar bajo supervisión constante, tienden a distraerse o a no cumplir con sus responsabilidades laborales. Esta afirmación parte de una lógica de control y no de resultados. En la actualidad, gracias a la tecnología y a una correcta gestión de objetivos, la productividad puede medirse más allá de la presencialidad.

De hecho, según el informe Retos y perspectivas del trabajo: revelando las claves de la evolución laboral elaborado por WeWork y la consultora Michael Page, el 65% de los colaboradores argentinos encuestados se siente más productivo desde que trabaja en un esquema híbrido. Asimismo, el 49% siente una mayor disposición y compromiso hacia la empresa en la que trabajan gracias a que trabajan bajo este esquema.

2. El trabajo remoto debilita el trabajo en equipo y la cultura organizacional

Uno de los mayores temores en torno al trabajo flexible es la idea de que, al no compartir un mismo espacio físico, los vínculos entre los miembros del equipo se deterioran y la colaboración se vuelve menos efectiva. Sin embargo, lo que realmente pone en riesgo la dinámica grupal no es la distancia, sino la falta de estrategias adecuadas de comunicación y conexión.

A la fecha, existen múltiples herramientas que permiten trabajar de manera colaborativa en tiempo real, mantener canales de comunicación fluidos y organizar reuniones virtuales eficientes. Según el estudio, las herramientas de organización más utilizadas por los participantes para gestionar el trabajo híbrido incluyen: el correo electrónico (24%), WhatsApp (13%), herramientas internas (11%), agendas compartidas (6%), herramientas cómo Teams, Slack y Trello (4%), entre otras formas no especificadas.

No obstante, más allá de lo tecnológico, lo esencial es cultivar una cultura de equipo sólida que establezca rituales compartidos, genere espacios de encuentro –presenciales o virtuales–, fomente la transparencia y promueva el liderazgo cercano. Cuando estos aspectos están bien gestionados, la modalidad flexible puede incluso fortalecer los lazos, al promover una comunicación más intencional y centrada en objetivos.

3. La flexibilidad aumenta el estrés y la carga de trabajo

Existe una percepción errónea de que el trabajo remoto e híbrido genera jornadas de trabajo más largas, mayor disponibilidad y, en consecuencia, más agotamiento. Si bien esto puede ocurrir cuando no hay una gestión clara del tiempo y las expectativas, no es una consecuencia inherente al modelo flexible, sino de su mala implementación.

Cuando la flexibilidad se aplica de forma responsable y con políticas claras, permite a los colaboradores organizar su rutina de acuerdo a sus necesidades, equilibrar mejor sus roles personales y laborales, y evitar tiempos muertos como los traslados. Esto, lejos de aumentar el estrés, puede reducirlo significativamente. De acuerdo con el informe, el 61% de los trabajadores argentinos encuestados asegura que su salud mental ha mejorado desde que trabaja en un modelo híbrido y un 53% afirma que su satisfacción laboral ha tenido un impacto positivo en su día a día.

Además, el 87% de los encuestados la modalidad de trabajo tiene un peso significativo en las decisiones de carrera y el 30% asegura que la flexibilidad dentro del modelo de trabajo es un elemento no negociable al momento de considerar una oferta laboral.

Con esto en mente, el rol de las empresas y sus directivos es clave: establecer horarios de contacto razonables, promover pausas activas, brindar herramientas para la autogestión del tiempo y capacitar a los líderes para que acompañen. Así, la flexibilidad se convierte en una aliada del bienestar, no en una fuente adicional de presión.

4. Todos los empleados prefieren el trabajo remoto

Uno de los malentendidos más comunes en torno al trabajo flexible es asumir que todos los colaboradores desean trabajar de forma remota. Sin embargo, las preferencias laborales varían ampliamente según el perfil, el tipo de tarea, la etapa de vida y las necesidades individuales de cada persona. Para muchos, la oficina sigue siendo un espacio clave para concentrarse, conectarse con otros, colaborar o simplemente separar lo personal de lo laboral.

Alrededor del 55% de los encuestados elige ir a la oficina para interactuar con sus equipos, resaltando la importancia de la colaboración presencial y el fortalecimiento de las relaciones interpersonales. Además, el 11% de los encuestados valora la oficina como un lugar donde son más productivos.

Por esta razón, imponer un único esquema —ya sea 100% remoto o completamente presencial— puede ser tan contraproducente como no ofrecer ninguna opción. Lo que verdaderamente valoran los empleados es la posibilidad de elegir, dentro de ciertos marcos, el formato que mejor se adapte a su rutina y estilo de trabajo. El desafío de las organizaciones está en diseñar esquemas híbridos flexibles que contemplen esa diversidad, ofreciendo espacios funcionales y estimulantes cuando se requiera presencialidad, y al mismo tiempo, herramientas y políticas claras que respalden el trabajo a distancia. La clave está en escuchar, adaptarse y entender que no hay un único modelo que funcione para todos.

“En un contexto donde las formas de trabajar están en constante evolución, es fundamental dejar atrás los preconceptos y entender que la flexibilidad bien implementada no solo mejora la calidad de vida de las personas, sino que también impulsa la productividad y la innovación puertas adentro de las organizaciones. En WeWork somos testigos del impacto positivo que esta tiene cuando se implementa de manera estratégica. Hoy, más que nunca, las personas valoran poder decidir cómo, cuándo y desde dónde trabajar. Sin embargo, eso no significa ausencia de estructura sino que implica repensar los entornos laborales en función de las necesidades reales de los equipos. El gran desafío de las organizaciones es pasar del control a la confianza, del presentismo a la gestión por objetivos, y del modelo único a la personalización. El futuro del trabajo no es remoto ni presencial sino que es humano, adaptable y flexible.” Señaló Rocío Robledo, Directora de WeWork Cono Sur.

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