Con «Adiós al Árbitro», su nuevo título, el escritor confirma su especialización en autogestión literaria-deportiva: lleva siete libros publicados. La suerte se puso de su lado gracias a Marcelo Gallardo, el técnico de River.
Juan Pablo De Luca: “El fútbol y lo que lo rodea permiten explicar al mundo»

“Era un gran lector, pero nunca había escrito”, le dice al digital informativo Tiempo el escritor juninense Juan Pablo De Luca, sorprendido por llegar a publicar ya siete novelas autogestionadas y protagonizadas por su personaje de ficción Juan Barbicano, médico y ex combatiente de Malvinas que suele meterse en problemas por investigar asuntos turbios o misteriosos vinculados con el fútbol. En su última y reciente novela, Adiós al Árbitro (Librofútbol.com), Barbicano investiga una red clandestina que interfiere al video asistente para favorecer a organizadores de apuestas ilegales.
De Luca siempre respiró fútbol. Lo jugó, al igual que el vóley. Soñó con llegar a Primera, “pero no era de los buenos”, se ríe. Va a la cancha a ver a Sarmiento y a River cada vez que puede. Cuando viaja a España a visitar a sus hijos, no pierde oportunidad de conocer estadios europeos. Siempre hay un tren a mano para visitar al Bernabéu, el Camp Nou o La Romareda, entre otros.
Hoy se considera más hincha de la Selección que de los equipos de clubes. “De mayor a menor: la Selección Argentina, River por herencia paterna y Sarmiento por la ciudad en la que nací hace 61 años”. Y sorprende: “En el fútbol juninense soy hincha de Ambos Mundos, el club pequeño en el que supe jugar”.
Si creció con el fútbol fue por un punto de partida específico. De chico, recuerda, acompañaba a su papá, integrante del Tribunal de Disciplina de la Liga Deportiva del Oeste (Junín), a distintas canchas de la Provincia de Buenos Aires. “Con él, ví centenares de partidos”, recuerda. Juntos viajaban para seguir de cerca los rendimientos de los árbitros.
Comenzó a escribir por hobbie, mientras ejercía -y ejerce- su trabajo de técnico en estimulación cardíaca y proveedor de marcapasos y productos cardiovasculares. Pero cuando era adolescente, su padre falleció de manera súbita y las cosas cambiaron. Menos fútbol y más laburo para sobrevivir a la economía de una familia de clase media de Junín. Empezó a trabajar en lo que podía. Aquel quiebre todavía le duele: “Cuando mi viejo murió yo intenté reanimarlo. Le hice respiración boca a boca pero no sirvió de nada”. Hoy piensa que no es casualidad que su trabajo esté vinculado al rubro cardíaco.
Nacido el 3 de septiembre de 1963 -“el mismo día que Eduardo Galeano”, aclara-, hizo a Barbicano ex combatiente de Malvinas por una cuestión generacional. Él mismo pudo, por edad, ser uno de los soldados a los que llevaron al sur para participar durante la dictadura de una guerra para la que no estaban preparados. Para su generación, aquel será -hayan combatido o no- un dolor irreparable. A De Luca siempre le quedó (le queda) qué hubiese sido de su vida si le tocaba viajar a combatir al Atlántico Sur.
Venía de una familia lectora, así que mamó libros desde pequeño. Julio Verne, Emilio Salgari; las revistas El Tony o D’artagnan. Y tuvo, claro, su época de Julio Cortázar. Hasta que pasados los cincuenta se preguntó por qué no se ponía a escribir sus propias historias. Así fue que le dio inicio a la saga Barbicano con Misión Tilcara. En esa primera historia Barbicano viaja a Jujuy para cumplir la promesa de que los campeones del 86 le lleven a la Virgen de Tilcara la Copa del Mundo. Lo que sucede es una serie de enredos con futbolistas, policías y periodistas.
“No comencé por relatos cortos o cuentos. Me adentré directo en la novela. Creo que no tenía conciencia cierta de en qué me metía. Muchas veces con versiones originales con muchas páginas, que después fui puliendo hasta reducir bastante”, dice. “En principio, Misión Tilcara era mi aventura individual y no sabía si volvería a escribir. Tuve repercusiones favorables, y me animé a reincidir. Muchos lectores me preguntaban lo mismo: ¿lo vas a dejar así, no vas a continuar la historia de Barbicano? Hoy, que van siete, no avizoro el final de Barbicano. Y hasta imagino derivaciones con los personajes secundarios. Hay una psicología de Barbicano que me gusta”.
Y agrega: “El fútbol y lo que lo rodea permiten explicar al mundo. Y si no alcanza al mundo, estoy seguro de que a la Argentina y a los argentinos, sí. Por acción u omisión. Todavía hay muchos temas pendientes: fútbol femenino, apuestas, cierta venganza brasilera por algo que les hicimos en el pasado… Hay muchos temas para desarrollar”.
Entonces siguió adelante con la saga. Para El fantasma del Bernabéu se trasladó a Madrid e incursionó en un misterio centrado en la final de la Libertadores 2018, entre River y Boca, en Madrid. Este título fue el que le trajo una sorpresa. Alguien tomó una foto del director técnico de River, Marcelo Gallardo, con un ejemplar en la mano. A partir de entonces, se viralizó la portada de El fantasma del Bernabéu y a De Luca le comenzaron a escribir desde distintos países. Se trataba de nuevos lectores que querían saber de él. “Subí el libro a la nube y la cantidad de gente que los bajó fue gratamente inesperada. Un alegrón”, recuerda sobre aquel disparador.
En «El último enganche» uno de los personajes principales es Funes, futbolista con futuro brillante al que lo quieren convencer, por las buenas primero y por las malas después, de que se dedique a la industria de los videojuegos.
Los hooligans y Maradona son el eje de Los vengadores del 86; y el hambre de los africanos que se quieren salvar con el fútbol europeo el de Leones y manteros. En La primera estrella se plantea una reivindicación a los campeones del Mundial 78, en algún punto castigados por conseguir el título en plena dictadura militar en el torneo que se jugó en nuestro país: “Creo que mi generación está un poco en deuda con aquellos campeones”.
La autogestion de De Luca
Sin acceso a las grandes editoriales, De Luca entendió que la mejor manera de iniciarse sin esperar era la autogestión, costumbre que ejercía con sus actividades laborales. Trasladar su experiencia a la literatura fue su primer paso una vez que escribió el libro inicial: “Decido cuándo y cómo edito. En especial, porque tengo la decisión sobre todos los procesos: portadas, fechas y demás. Quizás, por mi edad no estaba con tiempos internos para quedar a disposición de las decisiones de otras personas. La contra está en la distribución, que la manejan las grandes editoriales y distribuidoras. En cuanto a la difusión, la tiene que militar cada autor. Hay un tema que suelen enrostrar: la validación. Creo que ésta la dan los lectores, y no me fallan. Me ocurre ese extraño fenómeno como el de Tangalanga hace unas décadas: antes eran las copias en cassettes, hoy son los pdf o epub circulando entre grupos de whatsapp. Siempre he recuperado lo invertido”.
Entre tanto, sigue disfrutando de ver a su Sarmiento de Junín y a River, pero sobre todo de la Selección nacional. Por estos días se prepara para llevar de nuevo a su Barbicano a la prestigiosa Semana Negra de Gijón, a realizarse del 4 al 13 de julio en la ciudad española: “Una Feria de enorme prestigio; es un orgullo estar ahí”, suelta. También asistirá a la Feria del Libro de Madrid. “Como ves -agrega- el fútbol no se juega solo en la cancha”.