DISCURSOS DE ODIO

Funcionarios y especialistas coincidieron en reclamar «responsabilidad» a políticos y medios

Aseguraron que el ataque a la vicepresidenta no es atribuible a un hecho aislado sino a manifestaciones públicas que «incitan a la violencia».

Fuente: Télam
mensaje nestor

Funcionarias, legisladoras, Amnistía Internacional, el Centro Ana Frank Argentina para América Latina y expertos en discursos de odio coincidieron en que el ataque a Cristina Fernández no es atribuible a un hecho aislado sino a manifestaciones públicas que «incitan a la violencia», y coincidieron en pedir responsabilidad a «líderes políticos y medios» que llevaron a la «demonización» de la figura de la vicepresidenta.

La titular de la Defensoría del Público de la Nación, Miriam Lewin, afirmó que el intento de magnicidio hacia la vicepresidenta Cristina Fernández revela que los discursos de odio en los ámbitos políticos y mediáticos «pueden tener efecto en el mundo real», y pidió «responsabilidad» a los medios de comunicación.

«Es un hecho que revela de qué manera, cuando circulan discursos de odio por los medios de comunicación y en boca de algunos integrantes de la representación parlamentaria, esto puede tener efecto en el mundo real», explicó en referencia al ataque con un arma de fuego que vivió anoche la vicepresidenta en la puerta de su domicilio en la intersección de Uruguay y Juncal, en el barrio porteño de Recoleta, cuando saludaba a militantes.

El ataque a Cristina Fernández no es atribuible a un hecho aislado sino a manifestaciones públicas que «incitan a la violencia».

Como ejemplo de un discurso de odio mencionó la reproducción en medios de comunicación de «declaraciones de representantes legislativos donde aseguraron que la vicepresidenta merece la pena de muerte. Reproducir esto, sin mostrar el contexto, es un discurso de odio», concluyó.

La titular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), Victoria Donda, afirmó -por su parte- que la gravedad del ataque a la Vicepresidenta no debe leerse como «un hecho aislado», sino como «parte de un contexto de creciente odio», en el cual el intento de asesinato era un hecho «previsible».

«El discurso de odio no solo manifiesta una opinión, sino que busca generar un efecto en quien lo escucha, busca generar una acción. El intento de magnicidio que vimos anoche es de los acontecimientos de violencia política más previsibles que hubo», dijo Donda a Télam.

La titular del Inadi agregó que «hay una violencia ideológica de los medios de comunicación que hablaban de la destrucción de Cristina como símbolo de un sector de la política», y por eso consideró que no se trató de «un hecho aislado», sino que fue «parte de un contexto de creciente odio».

«El odio a la Vicepresidenta» se volvió «la bandera» de ciertos sectores partidarios e institucionales, reflexionó Donda.

La funcionaria, acompañada por las, los y les delegades del organismo en todo el país, llamó a reunir a las autoridades participantes del Consejo Federal de Políticas Públicas Antidiscriminatorias para debatir una legislación contra los discursos de odio que pueda ser enviada al Congreso de la Nación en el corto plazo. La cita será el próximo jueves 8 de septiembre y contará con la participación de la Defensoría del Público de la Nación, el Instituto contra la discriminación de Ciudad de Buenos Aires y de funcionarios cuyas tareas se encuentren relacionadas a la materia.

Ante el intento de asesinato de la Vicepresidenta «urge ampliar el debate democrático y con carácter federal de una iniciativa parlamentaria que busque acabar con las expresiones y acciones antidemocráticas», señaló el Inadi en un comunicado.

Por su parte, la investigadora e integrante del directorio de Radio y Televisión Argentina S.E, Cynthia Ottaviano, criticó los «discurso de odio y las noticias falsas» generadas por «usinas de poder que desinforman apelando a las emociones» y dijo que su objetivo es «desestabilizar a las democracias».

Ottaviano, quien fue fundadora y responsable de la Defensoría del Público entre 2012 y 2016, se mostró «consternada» por el atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y en diálogo con con Radio Nacional Esquel consideró el hecho como «un atentado a la democracia».

«Creo que hay que tener muchísima claridad con respecto a lo que está pasando en la Argentina, desde hace muchos años venimos visibilizando los discursos de odio, venimos visibilizando el negacionismo… lo que hemos visto no sólo en Argentina, sino en Ecuador, en Bolivia, un golpe de estado racista, clasista y machista», dijo la especialista.

Aseguró que «la comunicación concentrada, el capitalismo de plataformas promueven los discursos de odio, promueven las polarizaciones para generar caos social e inestabilidades de las democracias».

El discurso de odio como incitación a la violencia
Para el director del Centro Ana Frank de la Argentina, Héctor Shalom, el riesgo que implica suponer que el intento de magnicidio ocurrido contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner no fue «un evento individual, de un loco suelto» y apuntó sobre la responsabilidad de líderes políticos y mediáticos que «construyen el discurso de odio e incitan a la violencia».

«Sobre lo ocurrido, me interesa analizar al discurso de odio como una incitación al acto de violencia porque, finalmente, vimos que alguien puso en acto aquello que otros construyeron», dijo Shalom a Télam.

«Que el autor del magnicidio tenga tatuado un símbolo nazi en su brazo es un dato no esencial, hay un riesgo de suponer que lo sucedido es un evento individual, de un sujeto individual, y sería un error de lectura», advirtió el director del museo de Ana Frank Argentina.

«El odio a la Vicepresidenta» se volvió «la bandera» de ciertos sectores partidarios e institucionales, reflexionó Donda.

El análisis de Shalom sobre el intento de magnicidio contra la Vicepresidenta coincidió con el de Lewin al mencionar que «ciertos líderes políticos y mediáticos son quienes hicieron del discurso del odio una demonización de la figura de la vicepresidenta, y son los que tienen una porción de responsabilidad en este acto».

«En un momento donde la violencia discursiva es un constructor del capital político, el (discurso) más violento tiene repercusión mediática y resulta más atractivo al marketing mediático», señaló.

Respecto al trabajo que resta realizar en la sociedad argentina, Shalom apeló a la figura penal de incitación al odio y al acto de violencia «como una herramienta para poner freno a esto», porque «si la sociedad no se defiende, queda debilitada».

«Hay que hacer una alianza con las audiencias para recuperar el valor del pensamiento y decir no a las denigraciones o estigmatizaciones», concluyó.

El sociólogo Ezequiel Ipar, quien lidera el Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos (LEDA) de Unsam/Conicet, destacó la importancia de entender que «las palabras hacen cosas» y que el intento de magnicidio hacia la vicepresidenta es «el pasaje completo» de lo que generan este tipo de discursos públicos.

Hay que romper con «esa idea, a veces justificadora de los discursos de odio de que sólo se trata de dramatizaciones, que no son reales, que solo son como ficciones o modo de expresar la intimidad», aseguró Ipar en diálogo con Télam.

Los discursos públicos, «cuando son discursos de odio, generan las condiciones de posibilidad de la violencia política» y lo ocurrido anoche «fue el pasaje completo de eso que hacen los discursos de odio», apuntó.

«Es urgente desarmar algunos de los componentes de lo que terminó en este intento de magnicidio que puede haber sido trágico para nuestro país», apuntó el especialista, y detalló que estos «componentes» tienen que ver con «la justificación y la estetización de la violencia en redes sociales o en determinados medios de comunicación».

En este sentido, Ipar también responsabilizó a «algunos» medios de comunicación o comunicadores «que hacen el show de la violencia o llevan a personajes curiosos, pero que el discurso que normalizan es el de la justificación de la violencia, la estetización de esas performances callejeras donde alientan toda esta violencia política».

«Las personas que tienen responsabilidad pública deben deliberar si se suman a este circuito de justificación de la violencia, hay que empezar a desmontar este tipo de discursos porque ya estamos en el abismo, cruzamos la línea y estamos suspendidos en el aire. Hay que frenar esta violencia política», concluyó.

La directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina, Mariela Belski, también expresó su «más enérgico repudio» al ataque sufrido por la vicepresidenta de la Nación, y advirtió sobre «la presencia exponencial, y nociva, de los mensajes de odio en el discurso público».

«Estos mensajes engendran un nivel de violencia preocupante y tangible. Hay una responsabilidad de ciertos grupos de la sociedad que utilizan medios y plataformas ejerciendo discriminación, colaborando con un potencial efecto silenciador, y con consecuencias que pueden impactar en las audiencias», dijo en declaraciones a Télam.

Belski reclamó «que el repudiable ataque de ayer nos sirva para entender que así no podemos continuar».

LA VIOLENCIA Y LOS DISCURSOS DE ODIO SON EXPRESIONES DE LA CRISIS POLÍTICA
La violencia y los discursos de odio que se consolidaron en distintos escenarios son expresiones de la crisis política que vive la Argentina, según la investigadora del Conicet y docente de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQui), Natalia Aruguete.

Aruguete sostuvo, en declaraciones a Télam, que «la crisis política que vive la Argentina, que se puso de manifiesto a un nivel inaudito en este último tiempo, encuentra una de sus expresiones en los altos niveles de violencia política a la que hemos llegado. Esta violencia ha activado y consolidado discursos de odio de distinto tipo en distintos escenarios. Entre ellos, el mediático-digital aparece como uno muy potente».

«El perfil que hasta ahora conocemos del hombre que atentó contra la vicepresidenta Cristina Fernández, tiene rasgos asociados al activismo neonazi, un fenómeno que tal vez no se observa de manera tan extendida e institucionalizada a nivel nacional, pero que mantiene interconexiones consolidadas a nivel internacional», apuntó.

La investigadora señaló que «en este contexto, el escenario digital -y las redes sociales, en particular- constituyen un aporte significativo; no solo permiten una extensión de estos grupos más allá de las fronteras locales, sino que facilitan el intercambio de información y la elaboración de estrategias discursivas que autorizan este tipo de episodios».

«Es aquí donde la extensión de la violencia política y digital -y los discursos de odio como una expresión de esa violencia- son una plataforma esencial donde se despliegan y se aceitan narrativas sesgadas, xenófobas y racistas persistentes; condición de posibilidad para que ocurran eventos conmocionantes como el vivido anoche», completó Aruguete.

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